Se trata de una escultura en bronce de tres metros y veinte centímetros de altura que durante mucho tiempo estuvo en la Loggia dei Lanzi en Florencia pero que luego de su restauración fue trasladada a la Galleria degli Uffizi en la misma ciudad.La primera vez que fui a Florencia fue la primera obra que quise ver. Estaba, en su lugar, pero dentro de un enorme cajón con la etiqueta de "En restauro".
A los dos años volví a Florencia. Casi puedo decir que el objetivo principal era el Perseo de Benvenuto Cellini. Recuerdo que me adelanté a Marilú para llegar a la Loggia y sentí el corazón que se aceleraba.
Fue grande mi frustración cuando volví a ver su lugar vacío y el cartel que repetía "En Restauro".
Años mas tarde, mi hija Silvina, recibió el especial encargo de visitar la estatua en la Galleria.
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