viernes, 21 de mayo de 2010

UCDC 43 - Mesalina

  • Ir al índiceEn la Ilustración: “Charlotte Wolter como Mesalina” obra de Hans Makart (1840-1884) en exhibición en el Museo Histórico de Viena.Charlotte Wolter (1834-1897) era una actriz muy famosa de su época galardonada por su interpretación de la tragedia “Mesalina y Arria” de Adolf von Willbrandt (1837-1911).
Hola amiguitos
La lengua castellana ha reservado la palabra mesalina con la siguiente definición: 1. f. Mujer poderosa o aristócrata y de costumbres disolutas.
Los UCDC 015, 025 y 030 tratan sobre mujeres que han dejado una marca a través de su paso por los senderos de la historia.
Algunas no son tan famosas pero todas son reconocidas por alguna de las especiales circunstancias que les tocó vivir.
Las hubo virtuosas, artistas, una emperatriz, la primera Premio Nobel y hasta la mamá del Rey Salomón.
Hoy viene a mi memoria otra mujer famosa; romana, también voluptuosa, joven y ambiciosa.
Existe una leyenda no documentada que la pinta también como una consumada atleta sexual.
Se trata de Mesalina, que vio la luz cuando terminaba el primer cuarto de siglo de la era cristiana pero que no llegó a alcanzar el segundo de esos cuartos. Vivió desde el 25 DC hasta el 48 DC… y no falleció por causas naturales.
Eran las épocas en que el emperador era Calígula (de caligas=botas, por extensión “Botitas”) quién se destacaba por su crueldad, sus escándalos y la corrupción de la última parte de su reinado.
Una vez Mesalina le hizo creer a Claudio (10 AC – 53 DC), tío del emperador, que lo amaba. Cuando Claudio creyó que semejante ejemplar femenino lo tenía entre sus ojos, decidió que era momento de olvidar sus dos fracasos matrimoniales previos y hacerla su tercera esposa.
Mesalina contaba con tiernos 16 años.
Claudio, nombrado emperador a la muerte de su sobrino, no era considerado justamente un dechado de virtudes físicas ni intelectuales (es más, se decía que era “medio” tonto) por lo que Mesalina aprovechaba esta circunstancia para adornar la cabeza de su esposo con astas de las más variadas formas y dimensiones. Sus infidelidades eran diarias y e incluyeron a miembros de la corte, senadores, actores, soldados, gladiadores y funcionarios menores.
Tuvo una importante influencia en las decisiones que tomó Claudio como emperador y se valió de esa influencia para satisfacer apetitos y caprichos variados.
Mesalina era una mujer promiscua y orgullosa de su lascivia. Por supuesto no resulta sencillo encontrar pruebas acerca de las escandalosas leyendas con las que la relacionan pero una de ellas dice que ejerció como prostituta en un barrio de Roma (Subura) con el seudónimo de Lycisca que significaría algo así como “la joven Loba” (siempre la loba asociada a la prostitución – ver UCDC 017).
Otra de las leyendas tiene características más bien deportivas ya que refiere a un reto que hizo al gremio de las prostitutas romanas.
Aprovechando que don Claudio andaba de paseo y conquista por Britania, organizó una competición a celebrar en el Palacio Imperial, en la que el objetivo era conocer quién podía “atender” mayor cantidad de hombres en un día.
Un nutrido grupo de importantes representantes masculinos de la corte y algunas mujeres que Mesalina había convencido, se dio cita al comenzar la noche y en representación del gremio desafiado se hizo presente la prostituta más famosa de Roma, una portentosa meridional conocida con el nombre de Escila.
Y comenzó el desfile.
Cuando despuntaba el amanecer de un nuevo día, el score de Escila era verdaderamente escalofriante: Sus “atendidos” alcanzaban la cifra de 25.
Mesalina venía detrás pero con resto.
Nunca se sabrán las cifras oficiales pero se dice que continúo luego de haber casi triplicado la cifra de su contrincante.
El único relato con algún tipo de valor documental acerca de este hecho, es una descripción realizada por el poeta satírico Juvenal en su Libro II - Sátira VI, de largos 695 versos, en el que se la “agarra” con las inocentes mujeres.
Mesalina había tenido un amor adolescente que no le fue correspondido.
Se trataba de un tal Apio Silano.
A pesar de sus múltiples insinuaciones, don Apio nunca respondió.
Una vez, ya emperatriz, Mesalina convenció a Claudio para que lo trasladara desde la península ibérica y, para tenerlo cerca, lo hizo casar con su mamá. Apio se mantuvo aun impertérrito por lo que Mesalina, cansada de los desprecios de este personaje, ideó un complot que terminó con la ejecución de Apio por traidor.
Pero no terminaron ahí las cosas. Otra vez que Claudio estaba en Ostia, una isla del mediterráneo, se casó(? ) con uno de sus amantes, el cónsul Cayo Silo y planeó la muerte de su esposo.
Un esclavo liberado (Tiberio Claudio Narciso), al servicio aún de Claudio, fue y le dijo “Guarda Claudio que algo están tramando en tu contra”.
Claudio no era hábil ni inteligente pero era el emperador. Denunció la prohibida bigamia de su esposa por lo que fue condenada al suicidio, un modo muy simpático que tenían los romanos para evitar remordimientos.
Mesalina sintió horror de suicidarse por lo que fue decapitada por un centurión de la guardia que concurrió especialmente a tal efecto al jardín de Lúculo en el que Mesalina esperaba la condena.
Se había hecho todo lo posible para que Claudio no estuviera cerca para evitar que la perdonara
Claudio, que había concurrido a una cena, fue notificado de la ejecución. Su reacción se limitó a pedir que le sirvieran un poco mas de vino.
Unas pocas palabras finales para este muchacho Claudio.
Su última esposa, y casi con certeza la instigadora de su asesinato, era Agripina.
Agripina tenía un hijo. Este hijo se llamaba Lucio Dionicio Ahenobarbo. Se trataba del mismísimo y musical Nerón quién sucedió a Claudio como emperador.
Por las dudas, tiempo después, Agripina era ejecutada por orden de su cariñoso hijo.
Bueno, bueno. Parece que ya es hora de andar terminando.
Solo los pacientes que leen esto saben cuán grande es el cariño que les profeso
Saludos, besos y abrazos
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Mario

viernes, 14 de mayo de 2010

UCDC 42 - El Póker y una Anécdota



Hola amiguitos:

No me gustan los juegos de azar.
No me gustan casinos, ruletas, timbas, quinielas, senas ni loterías. Y mucho menos el Punto y Banca.
Hago una excepción con los hipódromos porque en una época me fascinaban los caballos de carrera… pero un billete de diez dólares tiene mas valor de lo que pueda haber perdido y/o ganado en las muchas veces que fui y las pocas veces que jugué en un hipódromo.
Entre los juegos que no me gustan está el póker. No sé si es que no lo termino de entender o que no puedo entender porque les gusta a los que les gusta.
Me pregunto intimamente: donde está la destreza de encomendarse a los dioses a través del pedido de cartas para armonizar con aquellas con las que me quedo.
Un “par simple” no me dice nada… como no me lo dice un “full”, un póker o una escalera, ya sea ella plebeya o “real”.
Dejo de lado la motivación que pueden representar los borbotones de la adrenalina segregada como respuesta a la ansiedad que produce el desconocimiento de lo que va a suceder en los instantes siguientes al hecho de mostrar el juego.
Pero como dije antes. No termino de entender donde está el gusto.
Debo ser yo nomás.
Pero el póker ha sido argumento de muchas historias -reales o ficticias-, cuentos, novelas y películas.
Uno de esas historias, bastante conocida, refiere a un tal John Holliday alias “Doc”.
Doc debía su seudónimo al hecho que, a pesar de ser un sujeto de armas llevar y jugador empedernido, había pasado por una universidad de los incipientes Estados Unidos y se había graduado de Dentista.
Varios y nutridos tiroteos tuvieron a Doc como activo participante. Algunos de ellos del lado de la ley y codo a codo con su amigo Wyat Earp, famoso sherif de Dodge City y amigo también del legendario Bat Masterson.
En una ocasión estaba Doc en el saloon cuando llegó un sujeto llamado Ed Bailey.
Era un altanero matón diestro con las armas quién tuvo la mala idea y peor suerte de desafiar al dentista en una partidita de póker.
Este Bailey tenía actitudes poco “éticas” en un juego de reglas y códigos tan específicos como el póker. Una de ellas era recoger los descartes y echarles una mirada. Esas normas o reglas no escritas suponían -y suponen- que el infractor perdía la mano.
Doc, jugador paciente, advirtió a su contrincante en dos oportunidades.
- No vuelvas a hacer eso Ed- puede haberle dicho.
Ed, pistolero antiguo de las películas del oeste no parece haber prestado demasiada atención.
Hubo una la tercera vez. Y en esa tercera vez “Doc” Holliday, como correspondía, recogió el dinero de la apuesta sin decir una palabra ni mirar a su rival.
Bailey, se desconcentró primero pero reaccionó de acuerdo a su hábito y sacó rápidamente su arma con la que amenazó a Doc.
Los parroquianos de las mesas mas cercanas, decidieron que era momento de apartarse, por las dudas.
Doc, en tanto, mantuvo la calma y, haciendo honor al juego, puso su mas expresiva “cara de póker”.
La presunta disputa terminó cuando ni siquiera había comenzado.
Un cuchillo había aparecido en manos del dentista y antes que pudiera siquiera suspirar, Ed Bailey yacía tendido en medio del charco formado por su propia sangre con su vida escapando por la herida de su estómago.
No sé si se supo qué tenían en ese momento los jugadores pero la “mano” parecía favorecer al matón… por su revolver.
Sin embargo fue Doc el que sacó mejor partido por sus “cartas” mas “afiladas”.
Agradezco, como siempre, a los que, estoicamente, resistieron sin bostezar.
Saludos, besos y abrazos
Mario

martes, 4 de mayo de 2010

UCDC 41 - La Dolores

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Ilustración: El Mesón de La Dolores
Hola amiguitos
Los que hemos tenido la suerte de acumular algunos años sobre nuestras esforzadas espaldas hemos tenido también oportunidad de escuchar una famosa copla aragonesa cuyos versos dicen.

Si vas a Calatayud
Pregunta por la Dolores
Que una copla la mató
De vergüenza y sinsabores


De cualquier manera, aquella copla se terminó confundiendo con la siguiente.

Si vas a Calatayud
Pregunta por la Dolores
Que es una chica muy guapa
Amiga de hacer favores

Hubo quienes tuvieron la picardía de cambiar su letra por otras, como por ejemplo la siguiente

Si vas a Calatayud
Pregunta por don Manuel
Que si no está la Dolores
El favor te lo hace él.

Existe una leyenda sobre esta famosa Dolores en la que se mezcla la realidad -de la que toma nombre y apellido propios- y cuenta la historia de una joven muy bonita y sumamente solidaria que trabajaba en un mesón.
Melchor, un peluquero que la ha seducido, conoce de la existencia de dos competidores en su pretensión amorosa: Patricio, un comerciante de mucho dinero y un sargento conocido como Rojas, a secas.
Pero la Dolores se enamora locamente de un seminarista de nombre Lázaro, sobrino de la dueña del mesón y la historia termina cuando Lázaro acaba con la vida de Melchor asestándole una puñalada.
El nombre propio de la que se asigna como la Dolores “original” sería María de los Dolores Peinador Narvion quién nació en Calatayud el 13 de mayo de 1819 siendo hija de don Blas, gallego para mas datos y de doña Delfina Manuela, una distinguida y acaudalada bilbilitana.
Don Blas era un militar con inclinaciones políticas y en 1825 fue nombrado alcalde mayor de Daroca, una ciudad aragonesa de la provincia de Zaragoza.
En 1827 doña Delfina dejó este mundo y con él una cuantiosa herencia para sus hijos.
Era don Blas el encargado de administrar esa herencia.
Blas aprovechó su edad y su exitosa situación económica para dejar la profesión de viudo exitoso y convertirse nuevamente en esposo de renombre.
Entretanto los “duros” de la herencia pugnaban por quedarse en las faltriqueras de don Blas quién pasó a ser Alcalde mayor de Gerona primero y juez de primeras instancias después.
El 1839, Dolores, de suaves y muy bien llevados 20 años, contrajo secreto matrimonio con Esteban Tovar, un ex militar andaluz cuya miopía hormonal le hacía ver a la bella Milagros sólo como destinataria de una herencia que su suegro se negaba a soltar.
Dado que el tiempo transcurría y don Blas no daba muestras de desapego respecto de los bienes de la herencia (fortuna calculada en alrededor de sesenta millones de euros actuales) el joven matrimonio decidió iniciar pleitos que produjeron largos y amargos juicios a través de los cuales recibieron, al final, las propiedades en litigio.
Sin embargo, la suelta mano de Esteban, los dadivosos gestos de Dolores y los errores en la administración de la fortuna, hicieron que su situación pasara paulatinamente de holgada a comprometida y de comprometida a arruinada.
A mediados de ese siglo IXX decidieron mudarse con sus cuatro hijos a Madrid donde nacieron otros dos hasta que, viuda y con 75 años de edad, falleció, en agosto de 1894.
El Mesón de Dolores, en el que no hay documentación probatoria de que Dolores haya trabajado, existe aún en Calatayud y ha sido convertido en Hospedaje (3 estrellas) con una tarifa diaria fuera de temporada de sesenta y tres euros por noche.
La leyenda de Dolores dió origen a la ópera “La Dolores” de Tomás Bretón que fuera estrenada con regular suceso en el Teatro de la Zarzuela en Madrid el 16 de marzo de 1895.
Yo sé que ha sido duro pero hasta aquí hemos llegado juntos. No me va a alcanzar el tiempo que me resta de vida para agradecerlo.
Besos y abrazos.
Mario