viernes, 26 de septiembre de 2008

Los Patronímicos



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En muchas regiones se comenzó a reconocer a las personas como (“hijo de”) agregando un prefijo o un sufijo al nombre del iniciador del clan.
En la antigua corona de Castilla y en las regiones aledañas (el resto de España y Portugal) se produjo el agregado del sufijo “ez” o “es” a los nombre y así aparecieron los Martinez/Martines (por Martín) , los Alvarez/Alvares por (Alvaro), los Hernandez/Hernandes (por Hernán), y muchos otros mas entre ellos Fernandez/Fernandes (por Fernando) cuyo origén gótico parecé haber sido Fritunanthath por Fritunanth.
En otras lenguas acontecieron situaciones similares.
En los países nórdicos y algunas regiones de Inglaterra se utilizó directamente el prefijo “son” (hijo) y así aparecieron los Ericson, Samuelson, Harrison, etc.
Algunos de los que reciben estas lineas recordarán que a fines de la década de 1960, estuvo de visita en Rosario un joven Islandés (en donde los nombres familiares no existen). Se llamaba Aevar Kjartanson que, no solo tenía un padre que se llamaba Kjartar sino que amenazaba tener hijos que se conocerían como fulano Aevarson (siempre y cuando fueran varones por que, de ser mujeres, serían Aevardóttir)
En las culturas rusas y algunas eslavas, y con los mismos fines, se utilizó la terminación “ov” y “ovich”. De ese origen son “Petrov” y “Petrovich”, “Ivanov” e “Ivanovich”, “Yusainov” y “Yusainovich” y muchos otros similares. Lo interesante es que, en el caso de “ov”, para las mujeres se agrega una “a” al final y así aparecieron hace unos años las muy saludables Sharapova o Dementieva.
Para los árabes la cosa se simplifica porque agregan la palabra “Ibn” o “Bin” (no quiero dar ejemplos obvios de éste último).
Sus primos semíticos, los judíos, usaron el “Ben” para los varones y “Bat” para las mujeres. Ejemplos hay a montones pero, por encima de todos, yo recuerdo a “Ari Ben Canaan” el personaje principal de la novela “Éxodo” de Leon Uris (uno de cuyos personajes era Karen Hanssen, de la que sacamos el nombre de nuestra hija mayor)
El prefijo “Mac” o “Mc” de Escocia nos acercan a los famosos “Mac Donald” y “McPharlan” y el prefijo “O’ “ de los irlandeses, rapidamente me recuerdan a aquel actor Peter O´ Toole.
No quiero olvidar a los Armenios que agregan su famoso sufijo “ian” para formar los “Kasparían”, “Markarian” y “Arlasnian”, entre otros.
Hay algunos que no sufren modificaciones como lo son Bernabé, García o Alonso.
Para terminar con los patronímicos españoles, hay un grupo que se forman por sintagma preposicional(1) como son Del Greco (“hijo del griego”) o Del Frate (“hijo del fraile).
Siempre en castellano, hay un apellido no preposicional por excelencia que es “Expósito” o “Espósito” que era el apellido que se daba a menudo a los niños abandonados o de padres desconocidos.
(1) El encabezado por una preposición

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